"Lo que se aprende en la madurez no son cosas sencillas, tales como adquirir habilidades e información.
Se aprende a dominar tensiones, y que el resentimiento y la autocompasión se encuentran entre las drogas más tóxicas.
Se aprende que el mundo adora el talento pero recompensa la personalidad.
Se comprende que la mayoría de la gente no está a nuestro favor ni en contra, sino que está absorta en sí misma.
Se aprende, en fin, que por grande que sea nuestro empeño en agradar a los demás siempre habrá personas que no nos quieran.
Esto es una dura lección al principio, pero al final resulta tranquilizadora."
Sunderland P. Gardner
Ministro de la Iglesia de los Cuáqueros
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