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Cueva
Victoria es una cueva de grandes dimensiones con una historia
geológica, paleontológica, paleoantropológica y minera muy singular. Se
trata de un yacimiento cárstico que durante el Pleistoceno Inferior
funcionó como un cubil de hienas (Gibert et al., 1992).
Su importancia reside en la abundante fauna excavada, la presencia de restos humanos y de Theropithecus cf. oswaldi, un papión africano.
Los restos humanos, pocos pero significativos, son tan
viejos como los de Orce y más antiguos que los de
Atapuerca, quizás los primeros que pasaron el estrecho de
Gibraltar y colonizaron Europa. Estos dos aspectos le
confieren una singularidad peculiar que debe ser
explotada.
No
podemos olvidar la historia minera de Cueva Victoria. En
su interior hay suficientes vestigios que permiten
adivinar el esfuerzo y el sufrimiento los mineros que trabajaron
en duras condiciones y alteraron el ambiente natural de la
cavidad con obras de innegable interés. Los grandes
bloque transformados por los mineros, los túneles y
galerías artificiales, los pozos de aireación y las
pequeñas construcciones que aún quedan en las cavidades
más profundas son restos de una actividad humana que constituye
un patrimonio histórico reciente que no puede olvidarse y le da
un contenido humano a la cueva que la ennoblece.
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