Animales fotosintéticos
En el número anterior de la revista Drosophila os
hablábamos acerca de qué es la endosimbiosis y algunos de los tipos de
endosimbiosis que se han dado a lo largo de la evolución: primaria,
secundaria, terciaria…
También mencionamos que no es un proceso aislado en un
determinado momento de la evolución de la vida en la Tierra, sino que se
ha dado a lo largo de toda la historia evolutiva, que continúa
actualmente y que se puede apreciar en algunos organismos unicelulares e
incluso pluricelulares (formados por más de una célula); por ejemplo:
animales.
Uno de los casos más llamativos de endosimbiosis de
organismos fotosintéticos englobados en un animal es el de la babosa
marina Elysia chlorotica. Este animal se alimenta de un alga llamada
Vaucheria litorea, la cual se originó por fenómenos de endosimbiosis
secundaria tras ser englobada un alga roja en otro organismo
heterótrofo; aunque esta especie sea de color verde. Tras digerir el
alga, la babosa retiene los cloroplastos del alga en el interior de las
células de su intestino, de tal forma que, al ser el animal
transparente, los cloroplastos pueden captar la luz solar y realizar la
fotosíntesis.
Estudios recientes han demostrado que el de Elysia
chlorotica es claramente un caso de endosimbiosis, ya que los orgánulos
fotosintéticos (cloroplastos) quedan alojados dentro de las células
intestinales del animal.
Se ha descubierto también, gracias a estudios del DNA de
la babosa y el alga, que se han dado fenómenos de transferencia genética
entre ambos organismos a lo largo de la evolución. Esto significa que
la babosa posee genes procedentes del alga que posibilitan el
mantenimiento de los cloroplastos dentro de las células intestinales del
animal.
Y ya no solo se ha observado el fenómeno de transferencia
genética, sino que también se ha descubierto que dichos genes de origen
algal son heredables. Sin embargo los cloroplastos no lo son y la babosa
deberá alimentarse del alga Vaucheria lithorea desde el momento de su
nacimiento para obtenerlos.
En esta relación endosimbiótica, la babosa permite la
supervivencia de los cloroplastos del alga Vaucheria lithorea dentro de
sus células intestinales y se beneficia de la asimilación de los
productos de la fotosíntesis que éstos generan gracias a la captación de
luz solar: azúcares, ácidos grasos, proteínas, vitaminas, etc.
El mantenimiento de los cloroplastos por parte de la
babosa puede durar entre 9 y 10 meses, que es el tiempo de vida de la
babosa. Por tanto, la babosa solo tendría que alimentarse por una vez en
toda su vida del alga para poder beneficiarse de las ventajas de la
vida autótrofa o “autoalimentada” gracias a la acción fotosintética de
los cloroplastos.
Este fenómeno de endosimbiosis en animales es un hito en
la historia de la evolución y vuelve a poner de manifiesto que no
existen barreras de transferencia genética entre los distintos grupos de
organismos, lo cual supone también una ventaja evolutiva para aquellos
organismos cuyos genes captados de otros organismos resulte en la
ganancia de una nueva función y puede dar lugar a nuevos linajes como
puede ser, en este caso, el de los animales fotosintéticos.
(Fuente)
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