261, algo más que un dorsal
Puede parecer mentira que hace 46 años, más concretamente en 1967, una
mujer no tuviese derecho a participar en pruebas de larga distancia. Ni
más ni menos eso es lo que le pasó a Kathrine Switzer (1947), y cuyo reto fue tomar parte en el Maratón de Boston con tan sólo 20 años y con el dorsal 261 sobre su pecho.
Su periplo a lo largo de los 42 kilómetros y 195 metros de la carrera se vio interrumpido, de forma violenta, por uno de los comisarios de la prueba, quien trató de dejarla fuera de competición. Lo habría logrado de no ser por la determinación y entereza de una mujer, que nunca ha dado su brazo a torcer en la lucha por los derechos y libertades femeninas en el mundo del deporte.
Su periplo a lo largo de los 42 kilómetros y 195 metros de la carrera se vio interrumpido, de forma violenta, por uno de los comisarios de la prueba, quien trató de dejarla fuera de competición. Lo habría logrado de no ser por la determinación y entereza de una mujer, que nunca ha dado su brazo a torcer en la lucha por los derechos y libertades femeninas en el mundo del deporte.
261, un dorsal que hizo historia
Cinco años más tarde de aquel suceso, los organizadores del Maratón de
Boston dieron luz verde a la participación oficial de runners femeninas
en la prueba, y en 1984 se celebró el primer maratón olímpico en Los
Ángeles.
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Gracias por tu fuerza, por tu superación, por tus valores,
por tu sonrisa, por ti
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