Craig Venter, uno de los «padres» del genoma dio hace
cuatro años el primer paso firme hacia la creación de vida artificial.
Lo hizo al generar en el laboratorio la primera célula sintética. Hoy la
revista científica «Science», la misma que anunció el avance de Venter,
muestra esta vez un paso de gigante en esta carrera científicaque quizá se convierta en la zancada definitiva: por primera vez se ha sintetizado un cromosoma eucariota, un organismo vivo complejo. O lo que es lo mismo, se ha fabricado ADN artificial de una célula compleja, similar a la que tienen las plantas y animales,
incluyendo el ser humano. Se trata de un cromosoma de la levadura, un
humilde hongo con el que se fabrica desde hace siglos la cerveza o el
pan.
El avance no queda solo en la fabricación desde cero de
este cromosoma artificial al que han llamado synIII. Los científicos han
demostrado que ese cromosoma sintético funciona como uno natural, una vez insertado.
No altera la vida de la levadura. Y también que se puede generar sin
copiar de la Naturaleza, alterando racionalmente las células con fines
prácticos. Pero en ningún caso se puede afirmar que se haya creado vida artificial. «La vida es mucho más que ADN», sintetiza la profesora de Microbiología de la Universidad Complutense, María Molina.
El genoma mínimo
«Si una levadura fuera una persona, podríamos decir que le
han sustituido el antebrazo, desde el codo hasta la mano por una
prótesis artificial. De esa persona no diríamos que es biónica,
¿verdad?». Manuel Porcar, coordinador del grupo de Biología Sintética
del Instituto Cavanilles de la Universidad de Valencia, explica
gráficamente lo que supone para la levadura la inserción del cromosoma
sintético. Así deja claro que aún no se ha conseguido generar vida
artificial en el laboratorio. El avance «técnicamente es muy meritorio
pero aún no estamos ante la creación de vida artificial», insiste.
De la misma opinión es Molina quien valora el estudio como un paso más del trabajo de Venter. «Pero sobre todo profundiza en el genoma mínimo, en los genes que son realmente necesarios para la vida», explica Molina. Un genoma mínimo sería más manipulable y se manejaría a la medida de nuestros intereses.
Como subir el Everest
Los editores de la revista «Science» no llegan a calificar
este avance de hito científico, pero sí se atreven a decir que lo
conseguido por este grupo científico formado por varias universidades
estadounidenses y europeas es como ascender «el monte Everest de la
biología sintética».
El avance es un ejercicio experimental, una prueba de concepto de lo que podrá ser el futuro más cercano. Las posibilidades son infinitas. Abre la puerta al desarrollo de microorganismos «a la carta»
que podrían ser útiles en numerosos campos. En Medicina para la
creación de nuevos fármacos más eficaces, en la fabricación de
biocombustibles o la restauración de zonas dañadas por graves vertidos
de petróleo.
Jef Boeke director del Centro Médico Langone de la
Universidad de Nueva York es quien ha capitaneado al equipo
internacional con el que , asegura, ha llevado la biología sintética de
la teoría a la realidad.
El cromosoma sintético se generó a imagen y semejanza del cromosoma III de la levadura (Saccharomyces cerevisiae),
un organismo vivo complejo utilizado desde hace siglos para fabricar el
pan. Pero también es uno de los organismos preferidos por los biólogos
para estudiar el ADN. Aunque cueste creerlo las levaduras se asemejan
bastante a los humanos. Más de la mitad de los genes son similares a los
humanos.
La ventaja es que sus células son más accesibles que las
humanas, su estudio no plantea problemas éticos y es más manejable. Este
hongo tiene 6.000 genes frente a los 100.000 del ser humano, por eso
fue el primer organismo vivo complejo cuyos genes fueron descifrados en
su totalidad.
Hacia un genoma artificial
Los investigadores solo han sintetizado uno de los 16
cromosomas de la levadura, pero es el camino hacia la construcción de un
genoma completo de la levadura. Sería el primer organismo complejo
sintetizado en el tubo de ensayo. Este genoma podría servir no sólo como una herramienta de gran versatilidad para la producción de sustancias comerciales,
sino que también podría ayudar a los investigadores a aprender más
sobre la biología del genoma, incluyendo cómo se construyen los genomas,
cómo están organizados y lo que les hace funcionar.
El genoma de la levadura comprende 12 millones de nucleótidos o letras genéticas, ensartados en un orden particular.
El grupo de Jef Boeke y Narayana Annaluru se centró en el cromosoma III
que comprende más de un 2,5 por ciento de estos nucleótidos. Utilizaron
software para hacer pequeños cambios en él; sobre todo, para eliminar
algunas de las regiones repetitivas y menos utilizadas de ADN entre los
genes. Luego construyeron una versión real del cromosoma encadenando uno a uno los nucleótidos,
los ladrillos químicos que construyen los genes. En el proceso, los
científicos no se limitaron a copiar de la Naturaleza. Introdujeron una
larga lista de cambios, eliminando e insertando pequeñas secuencias de
ADN en sitios clave. El objetivo es crear cromosomas con diferentes
propiedades, diferentes a la copia original para conseguir diferentes
aplicaciones o propiedades.
Después de este esfuerzo propio de Hércules, los
investigadores colocaron sus cromosomas artificiales en células de
levadura viva y pusieron a prueba la capacidad de las células alteradas
para crecer en diferentes nutrientes y en diferentes condiciones. En
cada caso, la versión equipada con un cromosoma sintético funcionó como
cualquier levadura. Es decir, no solo lograron construir el cromosoma,
sino que demostraron que era totalmente funcional y una vez trasplantado
no alteró la levadura.
Estudiantes en formación
Los frutos que ahora se publican son el resultado de un
trabajo alimentado durante más de siete años en el que el investigador
principal se vio obligado a recurrir a 60 estudiantes de Biología.
Estos científicos en formación trabajaron día y noche para sacar
adelante este trabajo en el proyecto «Construye un genoma». Gracias a
ellos Boeke, que había intentado sacar adelante el trabajo con una
compañía privada, pudo dar forma a su proyecto.
Como cabría esperar, el famoso Syn III solo es el primero de los 16 cromosomas de la levadura. Ahora toca sintetizar al resto.
El plan ya está en marcha y forma parte de un programa internacional
llamado Sc 2.0 en el que trabajan investigadores de China, Estados
Unidos, Singapur, Australia y el Reino Unido.
(Fuente)
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