Tarentola mauritanica es el nombre científico de una especie bien conocida por todos, que
incluso podría considerarse una vieja amiga de más de uno… bueno, o
enemiga, según las experiencias. Estamos hablando de la salamanquesa común, conocida por estos lares como lagartija.
En Tailandia, muchas hormigas se convierten a diario en hormigas zombies. El hongo del género Ophiocordyceps es el causante de este fenómeno que ha sorprendido a los investigadores.
El hongo es un parásito que ataca a las hormigas carpinteras que viven en la bóveda de la selva tropical.
En su ataque consigue que la hormiga cambie su comportamiento normal,
sufra convulsiones y muera. Todo este proceso que dura entre dos y tres
semanas es un mecanismo que utiliza el hongo para conseguir su
reproducción y expansión: el hongo se reproduce y llena lentamente el
cuerpo y la cabeza de la hormiga.
Una vez que se encuentra sobre la hormiga (Camponotus leonardi),
el hongo dará unas indicaciones sorprendentemente específicas a su
huésped: mientras que las hormigas normales rara vez se desvían de un
camino marcado, las hormigas zombies (así denominadas por los
investigadores) deambulan perdiendo la dirección y caen de la bóveda de la selva.
En el Acuario de Sevilla habita una pareja de tortugas marinas muy especial, sus nombres son Chelo y Nando,
y han logrado recorrer una distancia de casi tres mil kilómetros desde
las islas de Cabo Verde, en la costa atlántica africana, para
concienciarnos de la importancia que tienen las tortugas en el medio
marino y todas las amenazas a las que se enfrentan. Se trata de una pareja de tortuga boba (Caretta caretta)
y a pesar de lo pequeñas que pueden parecer en la inmensidad del gran
océano azul, para una especie migratoria como ésta que habita en los
océanos Pacífico, Atlántico, Índico y mar Mediterráneo, es parte de su estilo de vida y supervivencia en el medio, donde se encuentran en peligro de extinción. El motivo de sus migraciones es la huida del frío que puede llegar a aturdirlas.
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