Hace unos meses escribía esta entrada. Hoy, no voy a borrarla, sólo a completarla. Toda la prensa se ha heco eco de la proposición para el Nóbel de la Paz de la Fundación que lleva su nombre. Me alegro infinito por ello y lo apoyo con todas mis fuerzas.
"Vicente Ferrer, el amigo de los parias, dedicó 55 años de su vida a trabajar por y con los más pobres de India. Su muerte en junio del año pasado fue un mazazo para sus miles de seguidores (o amigos). Porque Ferrer era una institución en el subcontinente. En Anantapur, una región árida y paupérrima con elevados índices de analfabetismo, trabajó sin descanso durante cuarenta años. Puso en marcha hospitales, escuelas, pozos y caminos para mejorar la vida de los desposeídos, los dálits (intocables)".
(Fuente)
Hoy, 19 de junio de 2009, nos ha dejado un hombre extraordinario: Vicente Ferrer.
Toda su vida es un empeño por transformar la realidad de los más desfavorecidos. Su vida ha sido y será una referencia maravillosamente sencilla y comprometida con y por las personas excluidas de nuestro mundo.
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