"Dirijo, pero no soy el dueño de la película" |
En 1989 vio la luz este pequeño y sencillo cortometraje cargado de ironía y de ingenio en el que Jorge Furtado narra la trayectoria vital de un tomate, desde el cultivo por un japonés- el Sr. Suzuki-, hasta la llegada a un vertedero de Porto Alegre llamado "La isla de las flores".
Partiendo de una narración aparentemente absurda, y también graciosa (como pretexto), llega, a base de un enorme sarcasmo, al verdadero trasfondo de la película, una reflexión sobre la desigualdad y la existencia humana, la vida de un ser que se diferencia del resto por su "pulgar oponible" y un "teleencéfalo altamente desarrollado"
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