Bravo muchachos. Ya me sorprendía que no acabarais
saltando un día. Pero todo tiene sus ritmos, y la indignación social
también. No comparto eso de democracia real “ya”, porque tardará
bastante. Pero agradezco vuestra proclama de que nuestra democracia es
profundamente irreal, casi sólo virtual. Quienes os critican desde sus
butacas dicen que “no proponéis soluciones”, sin darse cuenta de que
estáis haciendo un diagnóstico muy exacto. Y que, como pasó con el sida o
con el cáncer, sólo cuando se tiene el diagnóstico podemos comenzar a
buscar el remedio o la vacuna.
Habéis comprendido en vuestras carnes que este capitalismo global es incompatible con la democracia
y que, de seguir por él, nos encaminamos no sólo a crisis sucesivas, a
niveles masivos de paro y a generaciones perdidas como la vuestra, sino
a una forma de fascismo permisivo. Nuestra democracia es irreal
porque no puede haber auténtica democracia política sin democracia
económica y, en el campo económico, vivimos bajo la dictadura de “los
mercados”.
Soy de los que creen que mejorarán algo las cosas cuando gobierne el
PP: pero no porque tenga un mejor programa económico (demasiado tiempo
llevamos viendo que no tiene ninguno), sino porque entonces los poderes
económicos aflojarán, los grifos financieros abrirán un poco la mano del
crédito,
y aceptarán correr algún riesgo a cambio de asegurar un gobierno
perpetuo de la derecha. Luego, tras los primeros éxitos aparentes en las
cifras de paro y de crecimiento, ya se encargarán de imponer sucesivos pasos hacia el desmonte del estado del bienestar: privatizaciones de la salud y demás bocados apetitosos. Y entonces será la hora del palo.
Supongo que conocéis un escrito ejemplar de Julio Anguita
renunciando a su pensión como ex-diputado porque “con la pensión como
maestro ya se puede vivir suficientemente”. Carta que, a su tiempo,
compararon algunos con los emolumentos que Aznar o Felipe González
añaden a sus “modestas” pensiones de ex-presidentes. Y que a otros les
mereció el comentario de que Anguita será un buen hombre “pero
desfasado”. Sin percibir que diciendo eso echaban piedras a su propio
tejado: porque reconocían que la honradez es algo desfasado en un
sistema como el nuestro.
Como lo muestra la presencia de corruptos en todas las listas y que
los partidos no reaccionen eliminándolos sino pretendiendo que los otros
tienen más. Como lo demuestra la obscena negativa a reformar una ley
electoral que les asegura la poltrona por muy enemigos que parezcan
entre sí. Como lo demuestra también el bueno de E. Abidal que, tras una
experiencia en que vio la muerte de cerca, comprende que en la vida hay
cosas más humanas y más importantes que el dinero y vende sus coches
para dar limosnas a enfermos y hospitales; pero no se da cuenta de que
de este modo no hace más que agravar la crisis porque si todos hacen lo
mismo, baja la venta de coches y nuestra economía no remonta. Que nuestro sistema sólo puede funcionar malgastando; y sólo sabe producir mucho a base de repartir muy poco.
Por eso vosotros habéis dicho muy bien que no sois anti-sistema sino alter-sistema.
Mucho más cuando hemos visto cómo, pasado el primer terror que despertó
la crisis, no se ha cumplido absolutamente nada de aquello de “refundar
el capitalismo” que prometieron cuando les embargaba el pánico: ni
supresión de paraísos fiscales, ni tasa Tobin… “¡Es que son cosas muy
difíciles!”. Como si no fuera más difícil aún combatir al Sida cuando
estalló y ni sabíamos lo que era. Pero claro: el sida podría afectarles
también a ellos. Ahí tenéis al señor DSK y al FMI que levantan un
escándalo por una (supuesta o real) violación de una camarera, cuando
llevan años violando poblaciones enteras de países pobres sin escándalo
de nadie.
Tengo suficientes años como para que estas palabras cobren cierto
carácter de testamento. Permitidme pues sugerir algunos horizontes para
vuestro trabajo futuro. En primer lugar, no aceptéis la palabra de nadie que no haya visto y palpado la crisis de cerca:
que no conozca esos rostros tristes de niños hambrientos, ni la
desesperación de las madres cuando oyen llorar de hambre al niño; que no
haya visto la mirada baja del señor en paro crónico que no se atreve ni
a levantar la vista porque se culpabiliza él de lo que pasa a su
familia; a nadie que no haya puesto los pies con cierta asiduidad en
lugares como la Mina de Barcelona, la Cañada real de Madrid y otros
semejantes.
En segundo lugar dos consejos del Nuevo Testamento (al que no creo
que conozcáis mucho, pero eso ahora importa menos): “La raíz de todos
los males es la pasión por el dinero” (1 Tim 6,10): sabia constatación
hecha hace veinte siglos y mucho más valiosa en la actual estructura
económica. A esa observación añadía san Pablo que debéis “trabajar
vuestra liberación con temor y temblor”: porque vais a tener no sólo
muchos enemigos sino inevitables problemas o divisiones entre vosotros, y
las típicas tentaciones de incoherencia propias de nuestra pasta
humana. Pero sabéis ya que la única posible solución de nuestro
mundo es lo que el mártir Ignacio Ellacuría llamaba “una civilización de
la sobriedad compartida”. Porque por el camino que vamos se incuba un doble terrorismo (político y ecológico) que un día acabará con nosotros.
Gracias, ánimo y mucha paciencia.
(Fuente)
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