lunes, 30 de abril de 2012

Primera personas, Sofía Gatica

Sofía Gatica, luchadora por la salud colectiva
Sofía Gatica, premio Goldman 2012 nos habla sobre los impactos del glifosato y los monocultivos de Soja Transgénica en la salud humana. 
 
"Lo ideal sería la prohibición absoluta de fumigar con productos agroquímicos, pero sabemos que esto es imposible porque la soja es muy importante en la economía argentina. Por lo tanto, nuestro objetivo es que se aprueben leyes en todo el país que limiten la forma en que se puedan rociar agroquímicos cerca de las zonas residenciales y vías fluviales. 

No esperamos nada del gobierno nacional, que continúa difundiendo mentiras para encubrir los peligros de los agroquímicos, así que estamos trabajando con diferentes grupos para lograr que se dicten ordenanzas municipales en sus respectivas provincias. Lo más práctico que podemos hacer es luchar para que la fumigación se realice a mayores distancias de las zonas pobladas. A la larga, queremos que el Gobierno y las compañías responsables se hagan cargo del daño que están haciendo. Estas empresas nos han estado envenenando y están dejando a comunidades enfermas. Si no podemos conseguir que paren, no daremos marcha atrás en ningún lugar. Ésta es una crisis nacional de salud y queremos que sea tratada como tal."



Sofía GaticaArgentina es el tercer exportador mundial de soja. Cada año, la industria esparce más de 190 millones de litros de agrotóxicos – concretamente, glifosato, una sustancia elemental de Roundup, un herbicida muy utilizado de la empresa Monsanto, y endosulfán- a través de la fumigación aérea sobre tierras agrícolas. Si bien desde Monsanto afirman que no hay riesgo para los seres humanos, un estudio científico de 2008 descubrió que, incluso en bajas concentraciones, el glifosato provoca la muerte de embriones humanos y de células de la placenta y del cordón umbilical. El endosulfán es un pesticida altamente tóxico que está prohibido en 80 países debido a las amenazas para la salud humana y el medio ambiente que acarrea su uso. En mayo de 2011, se agregó a la lista de Naciones Unidas de contaminantes orgánicos persistentes que se procuran eliminar en todo el mundo. 

Hace 13 años, Sofía Gatica dio a luz una beba. Tres días después, los riñones de la niña no aguantaron. Esta mujer trabajadora y madre de tres niños resolvió averiguar qué mató a su hija. Comenzó a hablar con sus vecinos de Ituzaingó Anexo -un barrio de clase trabajadora de seis mil personas que está rodeado de campos de soja, situado en la Ciudad de Córdoba, Argentina- y se alarmó por la cantidad de problemas de salud sin causa aparente que aquejaban a su comunidad. Gatica invitó a un grupo de vecinos a su casa para contar sus experiencias. Con apenas el secundario terminado y sin experiencia organizativa de ningún tipo, Gatica se convirtió en la co-fundadora de Madres de Ituzaingó, un grupo de 16 madres que se unieron para frenar el uso indiscriminado de agroquímicos que estaba envenenando a su comunidad. Gatica y el grupo de madres recorrieron casa por casa y realizaron así el primer estudio epidemiológico de la zona: descubrieron los graves efectos que la fumigación con pesticidas estaba causando en las familias de Ituzaingó. La investigación arrojó que las tasas de cáncer entre los vecinos superaban 41 veces al promedio nacional (los médicos sospechan que muchos otros casos no se llegaron a registrar), y se encontraron altas tasas de enfermedades neurológicas y respiratorias, de defectos de nacimiento y de mortalidad infantil.

 

A partir de los resultados que confirmaban sus peores temores, Madres de Ituzaingó reunió a grupos ecologistas de Argentina para poner en marcha la campaña “Paren de fumigar”. Con el objetivo de advertir a los ciudadanos sobre los peligros de los pesticidas, las mujeres realizaron conferencias de prensa, hicieron demostraciones públicas y difundieron publicaciones. Gatica también se reunió con centros de investigación para solicitar la realización de estudios científicos y así confirmar lo que Gatica y las Madres de Ituzaingó se enfrentaron a una batalla cuesta arriba, con muy pocos recursos y ningún contacto directo para exigir explicaciones a Monsanto, DuPont y otras compañías internacionales de agroquímicos que operan en Argentina. También soportaron insultos y amenazas de diferentes personas. En 2007, un sujeto entró a la casa de Gatica y, mientras le exigía a ésta que renunciara a la campaña, le apuntaba con un revólver. A pesar de estos desafíos, la lucha de Gatica y las madres logró efectos resonantes. En 2008, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, le ordenó a la ministra de Salud de la Nación investigar el impacto del uso de plaguicidas en Ituzaingó. Como resultado, un estudio realizado por el Departamento de Medicina de la Universidad de Buenos Aires corroboró hasta ahora las investigaciones casa por casa -realizada por las mujeres- que vinculaban la exposición a plaguicidas con la salud de las personas. Luego, Gatica logró que se aprobara una ordenanza municipal que prohíbe la fumigación aérea en Ituzaingó a menos de 2.500 metros de las residencias. Luego se aprobó una ley a nivel provincial para limitar las fumigaciones con algunas sustancias dentro de los 500 y 1500 metros de zonas pobladas. Y el 11 de junio comenzará el primer juicio en el país contra productores de soja, acusados de violar esas normas. La importancia de estas leyes es que poco a poco han logrado invertir la carga de la prueba: en lugar de que sean los vecinos quienes deban demostrar que la fumigación causa daño, el gobierno y los productores de soja son los obligados a demostrar que los productos químicos son seguros.

Otros municipios en Argentina contactaron a Gatica en busca de ayuda ya que enfrentan problemas similares en sus vecindarios. Debido a la magnitud del problema, Gatica trabaja en la campaña “Paren de fumigar” para que se prohíban todas las fumigaciones aéreas en Argentina y se creen zonas de amortiguamiento donde se prohíba todo uso de agroquímicos y, como consecuencia, no se utilicen en las proximidades de zonas residenciales y vías fluviales. Tras la prohibición de Argentina del endosulfán, que entrará en vigencia en julio de 2013, Gatica y sus colegas están presionando para que también se prohíba el glisofato a nivel nacional.





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