miércoles, 26 de septiembre de 2012

Primeras personas, Ben Carson

Benjamin S. Carson, neurocirujano


"El caso de este hombre demuestra que todos tenemos un don milagroso el cual hay que descubrir. Que la determinación, el coraje y el amor de una madre coadyuvan al logro de los sueños de los hijos.

Bien dice Martín Descalzo: “¿Es que la adversidad puede engendrar felicidad? Puede, al menos, engendrar muchas cosas: hondura del alma, plenitud de la condición humana, nuevos caminos para descubrir más luz, para acercarse a Dios”, y eso fue precisamente lo que demuestra la vida de Ben Carson. Una biografía repleta de adversidades, pero también de lucha y esperanza, de altas miras, de hacer felices a miles de personas, Y de religiosidad.

Una vida que muestra la transformación de los dones recibidos en generosidad y labor fecunda. Una existencia que trasciende las manos milagrosas de este excepcional neurocirujano para llegar al mismísimo corazón del sentido del trabajo, de la pasión por servir y hacer el bien. Ejemplo para la juventud.

Una familia disfuncional
Benjamín Carson nació en Detroit, Michigan, el 18 de septiembre del 1951. Su infancia fue realmente azarosa, pues su madre Sonia, al descubrir que su marido tenía otra familia y que vendía drogas, tomó la decisión de divorciarse. Ben tenía apenas ocho años de edad.

La medida de Sonia de tomar las riendas del hogar tuvo serias consecuencias: sin dinero, la vida familiar se tornó paupérrima; para sobrevivir y mantener a Benjamín y a su hermano mayor Curtis, simultáneamente tenía que abarcar dos e inclusive hasta tres trabajos de baja paga. Un problema adicional para la familia consistía en que la señora Carson se deprimía constantemente. La familia de Ben no podía ser más disfuncional, perfecto caldo de cultivo para que los niños se convirtieran en pandilleros.

El más tonto de todos
Ben permanentemente era el blanco de las burlas en el salón de clases, situación que se agravaba por su incapacidad de leer adecuadamente. Jamás había sido un buen estudiante; bien sabía que estaba muy por detrás de sus compañeros de quinto grado. Inclusive, cuando le pedía ayuda a su madre con alguna tarea, ella se excusaba diciendo que necesitaba gafas; la verdad era otra: ella era analfabeta.

Ante la constante humillación de sus compañeros, Ben llegó a pensar que no sólo era el niño más tonto de la escuela, sino del mundo entero. En síntesis, su vida estudiantil fue complicada porque, aparte de la antipatía y exclusión expresada por sus pares, al ser una escuela predominantemente blanca, continuamente era ignorado por sus maestros. Ante tantos insultos, paulatinamente, fue desarrollando un temperamento agresivo e incontrolable.

A pesar de todo, su madre constantemente le decía: “Ben, todos lo pueden hacer, pero nadie mejor que tú”.

De la televisión a los libros
Un día, estando la madre de Ben haciendo labores de limpieza en la biblioteca de una mansión, se quedó admirada por la cantidad de libros ahí reunidos. En ese momento de contemplación, súbitamente entró a la habitación el viejo profesor dueño de esa casa, y entonces la mujer se atrevió a preguntar: “Profesor ¿acaso ha leído todos esos libros?”. El hombre contestó: “Casi todos”.
Esta breve experiencia fue suficiente para la madre de Ben. En ese momento intuyó con toda claridad los pasos a seguir con sus hijos. Así fue que tomó una sencilla pero trascendental decisión que habría de cambiar el futuro de los niños: condicionarles la televisión, la cual veían desmesuradamente; también se negó a dejarlos salir a jugar hasta que hubiesen terminado la tarea de cada día.

El trato consistió en permitirles ver exclusivamente dos programas a la semana, pero solamente si leían dos libros de la biblioteca pública, para lo cual tenían que escribir las reseñas correspondientes. Los niños protestaron, se inconformaron, pero la madre no cedió. Se mantuvo firme. Esta era la nueva regla del juego.

Al paso del tiempo Ben empezó a disfrutar de los libros, del aprendizaje que, al combinar la lectura con la música clásica, gradualmente su imaginación comenzó a despertar de manera genial: así empezó a imaginarse a sí mismo siendo doctor. Fue entonces que se dio cuenta de que no era tonto.

En el lapso de un año y medio, ante la mirada incrédula de sus compañeros y maestros, pasó de ser del alumno “más tonto del mundo” al más sobresaliente de la escuela. Se graduó con honores.

Pero en la graduación una profesora maliciosa imprudentemente comentó, frente a todo el auditorio, que era una vergüenza que Ben siendo un niño de “color” y perteneciente a una familia disfuncional hubiera superado a todos los estudiantes blancos.

Este suceso provocó que su madre lo cambiara de escuela. En este nuevo ámbito Ben se empezó a juntar con malas compañías, renació su incontrolable temperamento a tal punto que se volvió agresivo, dejó la lectura y su pasión por la música clásica. Inclusive, llegó a amenazar a su madre y casi apuñala a un compañero, situación que lo hizo reflexionar y enmendar para siempre el camino.

El fruto de su imaginación
Gracias a su aprovechamiento Ben recibió una beca para la Universidad de Yale, donde, en 1973, obtuvo con honores una licenciatura en psicología. Después, en 1977, en la Universidad de Michigan se graduó en medicina, su oficio soñado, también con honores. Cabe mencionar que Carson había querido ser médico desde que era niño, después de enterarse del bien que realizaban los médicos misioneros de su iglesia.
Siempre le intrigó la manera en que funciona el cerebro y lo poco que se conocía este complejo órgano, por lo cual decidió estudiar medicina. Fue aceptado en el prestigioso hospital Johns Hopkins en Baltimore, Maryland, siendo el primer afroamericano residente de neurocirugía. Su excelente coordinación mano-ojo y sus habilidades de razonamiento lo convirtieron en un sobresaliente cirujano. Para 1982, ya era el jefe de residentes; luego, en sus 30s, fue nombrado director de neurocirugía pediátrica. Fue el médico más joven en ocupar esta posición.

Carson es uno de los neurocirujanos más famosos del planeta al ser pionero en avanzados métodos quirúrgicos. Es conocido por realizar operaciones de muy alto riesgo, como la separación de gemelos unidos por la cabeza (en 1987, hizo historia al ser el cirujano principal del equipo de 70 personas que realizó exitosamente, tras 22 horas, el complejo procedimiento de separar a los gemelos siameses alemanes Binder, que estaban unidos por la parte posterior de la cabeza).

Por el bien de los otros
Ben estableció el Fondo de Estudios Carson, con la finalidad de otorgar becas basadas en logros académicos. También generó el programa “Proyecto de Lectura” con el objetivo de incentivar la lectura a través de la creación de salas de lectura en las escuelas.

Carson es considerado uno de los 20 principales médicos y científicos de Estados Unidos y una de las 89 “leyendas vivientes”. También fue galardonado con la Medalla Spingarn, el más alto honor otorgado por la Asociación Nacional por el Progreso de la Gente de Color (NAACP) y la Medalla Presidencial de la Libertad, la más alta consideración otorgada a un civil en ese país.

Nada mal después de haber sido el niño más tonto de la escuela.

Testimonio de vida
Ben es ejemplo de entrega para los jóvenes del mundo entero, él demuestra que, en ocasiones, aquellos que tienen más posibilidades de salir adelante —por la abundancia de los recursos— se quedan en el camino, y esos que menos oportunidades tienen para triunfar, terminan asombrando a propios y extraños. Este hombre demuestra que todos tenemos un don milagroso el cual hay que descubrir, que el trabajo duro y la fe en Dios todo lo vencen. Su biografía, adicionalmente, deja patente que la determinación, el coraje y el amor de una madre coadyuvan al logro de los sueños de los hijos.

Increíble es también la manera en que la lectura puede transformar la vida de las personas, por eso exhorto a los jóvenes a que, de tiempo en tiempo, apaguen la televisión, videojuegos, Internet y redes sociales para regalarse oportunidades de vida mediante la lectura.

Concluyo recomendando los siguientes libros de Ben: “Gran Panorama”, “Manos Prodigiosas”, “Piensa en Grande".



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