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Staff Benda Bilili |
Se anuncian como lo nunca visto en
África, y parece cierto. Staff Benda Bilili es un grupo formado en
Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, por músicos
afectados por la poliomielitis. Sus canciones han sido el pasatiempo
preferido durante el trabajo que realizaban como taxistas entre Kinshasa
y Brazzaville, capital de Congo, aprovechando una exención de impuestos
autorizada por el gobierno. Los músicos tunearon sus vehículos
especiales en vistosos triciclos y, a la sombra del jardín del zoológico
nacional, comenzaron a fabricar canciones que tienen una pata en el
sonido palm-wine y otra, más marcada, en influencias melódicas
afrocubanas. Imagine usted rumba zaireña en versión lo-fi con letras preñadas de compromiso social y el sonido espiritual del satonge, un laúd de una sola cuerda. Su disco de estreno, Très très fort, lleva cinco meses liderando la lista europea de músicas étnicas.
La aparición de Staff Benda Bilili,
revelada al mundo tras la visita que Damon Albarn (Blur, Gorillaz) y los
músicos de Massive Attack realizaron hace dos años a África, ha
encandilado al público occidental. “Valió la pena venir hasta aquí sólo
para conocerlos”, afirmó Robert del Naja, conmovido ante la voluntad de
hierro del conjunto congoleño, que grabó bajo un árbol apenas con ayuda
de un ordenador portátil enchufado al motor del bar local. La tenacidad y
no poca audacia ante las adversidades de la enfermedad son, sin duda,
las primeras lecciones que transmite Staff Benda Bilili, cuyo nombre
significa “mira más allá de las apariencias”. Su productor, el veterano
músico belga Vincent Kenis, está de acuerdo. “Una de las cosas que más
me han gustado de este proyecto es el entusiasmo que pusieron todos los
músicos para hacer su trabajo. A los dos minutos de estar ante los
micrófonos, allí ya nadie se acordaba de los problemas”, explica el
responsable del mayor éxito africano de la temporada.
Y
no es el primer hallazgo de Kenis. En 2004 ya asombró al mundo con el
rescate de Konono Nº1, banda formada en los años setenta que despliega
una tormenta de distorsión utilizando varios pianos de pulgar llamados
likembés y vetustos amplificadores fabricados con chatarra. La cantante
islandesa Björk, que los fichó para su disco Volta, cayó
rendida ante la ceremonia de ruido de los congoleños, que acaban de
triunfar en los festivales Sónar (Barcelona) y La Mar de Músicas
(Cartagena). Más allá de modas posmodernas, la historia de superación de
Staff Benda Bilili merece ser contada. En las calles de las grandes
ciudades de la República Democrática del Congo sobreviven alrededor de
cincuenta mil jóvenes sin hogar.

Ahora, Staff Benda Bilili es la banda
sonora de esta ilusión. Los músicos, que se consideran los voceros de la
vida cotidiana en Kinshasa, reflejan en sus canciones cualquier aspecto
destacado de la actualidad congoleña, ya sea el aumento del precio de
los alimentos o la importancia que tiene la vacunación de los niños
contra la polio. “Porque la única discapacidad real no está en el cuerpo
sino en la mente”, dicen, orgullosos, en posición de guardia constante
contra una enfermedad que, según la Organización Mundial de la Salud,
aún afecta de manera endémica a cuatro países en vías de desarrollo,
Afganistán, India, Nigeria y Pakistán. Por eso, la batalla vital de
Staff Benda Bilili continúa: “Mientras un solo niño siga infectado por
el virus de la polio, los niños de todos los países correrán riesgo de
contraer la enfermedad, porque puede propagarse con rapidez entre las
poblaciones no inmunizadas, especialmente en menores”.
En lo musical, el disco publicado por el
sello belga Crammed condensa con esmero el vasto patrimonio sonoro de la
región vecina de los grandes lagos. Allí nació el soukous, la rumba
zaireña que a este lado del mar ha hecho populares a músicos como
Kékélé, Papa Wemba o Kanda Bongo Man. Sin embargo, la vieja escuela
tiene como héroes a dos cantantes que ya no están: el influyente Wendo
Kolosoy y el orondo Pépé Kallé. A su manera, Staff Benda Bilili amplía
el campo de acción de la rumba africana con un sonido más sosegado,
muchas veces acústico y, sorpresa, menos bailable. “No se ha cambiado
demasiado lo que ellos ya hacían, únicamente los reuní delante del
equipo de sonido, busqué una nueva amplificación y trabajamos juntos en
los arreglos. Quería grabar lo que había escuchado la primera vez, nada
más”, precisa Vincent Kenis. “Ellos suenan naturales, aunque fueron
necesarios algunos ajustes en determinados instrumentos tradicionales
que requerían algo más de fuerza, menos distorsión. También las
percusiones se mejoraron porque las originales eran primitivas, apenas
unas latas que golpeaban con palos corrientes”, explica su productor.
El
origen del encanto musical de Staff Benda Bilili se nutre de las raíces
mestizas que tienen las músicas en el centro de África, pero también
han jugado factores externos vinculados a la política convulsa en la
región. “El sonido del grupo está relacionado con su origen. Ellos viven
en el centro de Kinshasa y tienen acceso a influencias muy variadas en
las calles. Por allí pasan visitantes blancos, soldados enviados por
Naciones Unidas y algunos pocos turistas. Todos, sin darse cuenta, van
dejando músicas diferentes a las congoleñas”, anota Vincent Kenis para
buscar otros factores influyentes en los tiempos pasados. “Es importante
saber que en Congo existió durante mucho tiempo una especie de
autarquía cultural provocada por la prohibición del terrorífico régimen
de Mobutu a toda influencia extranjera. Allí se impuso que la cultura
extranjera era mala por definición, lo que provocó un desconocimiento
grande sobre la música foránea. Eso va cambiando y Staff Benda Bilili es
un ejemplo”.
El disco Très très fort
desembarcó en el mercado musical occidental al calor del éxito mayúsculo
logrado por los conjuntos congoleños Konono Nº1 y Kasai All Stars en la
serie Congotronics. ¿Hay hueco ahora en el gran mercado para
una apuesta más serena, menos estrambótica? “Por supuesto que sí”,
afirma su productor. “Staff Benda Bilili serán más grandes que Konono
Nº1. Primero, porque hacen una música más accesible, y también porque
con Konono Nº1 el público europeo reacciona cuando ya han pasado veinte
minutos de concierto. Con Staff Benda Bilili, la sorpresa y el
entusiasmo son inmediatos, a los cinco minutos. Y tendrán mayor impacto
en la audiencia europea, seguro”, avanza Vincent Kenis, que ya tiene
ideas para continuar el trabajo con otro disco. “Tenemos dos o tres
canciones nuevas”, anuncia, “pero ahora debemos esperar a que acabe la
gira europea de otoño”. Serán veinte conciertos entre octubre y
diciembre. Para enero queda el proyecto de regresar a Congo y ampliar el
catálogo musical con la banda del zoo de Kinshasa.
(Fuente)
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