El sábado 11 de febrero, el grupo pacifista vasco Gesto por la Paz,
puso el punto final a sus actividades con una numerosa manifestación
de “cierre de campaña” y de punto final de sus actividades. Se
despedía de sus más de veinte años de militancia, de respuesta pacífica,
civil y cotidiana al horror de la violencia y los actos terroristas.
Probablemente, en algunos lugares y quizá también en algunos ambientes
políticos el hecho puede pasar desapercibido. Gesto ha sido un
movimiento pacífico y pacificista, importante no sólo por lo que ha
hecho y dicho sino por lo que enseña e indica.
Han recordado con su actividad, siempre a “pie de obra”, que
ante el horror uno no puede quedarse quieto ni ensimismado en su casa o
en su txoko, tiene que moverse, debe mirarlo de frente y actuar con la
dignidad del indignado. Crearon e introdujeron en la piel de muchos
ciudadanos la pedagogía de la paz. Dijeron que la vida humana es
inviolable, que la actividad política tiene límites, que la política es
importante, tanto que hay que preocuparse por ella y hay cosas, como la
vida humana, que trascienden siglas, discursos, retóricas, mentiras y
promesas.
El lazo azul, la pancarta reivindicando paz y sólo paz han sido sus
signos de distinción. Ha sido grande la dignidad
demostrada a lo largo de los años, con el recurso y la llamada radical a
la civilización humana, con el civismo militante y con la referencia
que demostraron ser cuando- eran otros tiempos- los intereses
políticos partidarios, los miedos, los temores, los intereses o la
cobardía se volvían contra la radical defensa de la vida humana. Allí,
en el desierto cívico de los barrios y pueblos de toda Euskadi,
aparecían los grupos de Gesto. No buscaban medallas ni reconocimientos
extraordinarios, no estaban a favor de intereses partidistas, no
aspiraban tampoco a cargos ni prebendas, sólo respondían al imperativo
de la paz. Acumularon con el paso de los años un capital social y
pedagógico que desde la distancia temporal se agranda.
Ojalá seamos capaces de entender los gestos de GESTO, ojalá
recordemos su afán pedagógico, el recurso a la dignidad y el recordatorio
permanente de que la vida humana importa.
(Fuente)
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