Chico Mendes fue un líder medioambiental y humanitario brasileño. Reconocido como uno de los héroes de Brasil y del mundo, fue asesinado en 1988.
Francisco
Alves Mendes Filho Cena nació el 15 de diciembre de 1944 en Xapuri,
Brasil. Hijo de Francisco Mendes, quien emigró al estado de Acre en 1926
para trabajar en la extracción del caucho, y de Iraci Lopes Filho,
descendiente también de extractores.
Los
“seringueiros” (los extractores del caucho, se les llama así por los
“seringueiras”, los árboles del caucho), vivían en condiciones de
extrema pobreza y de sobreexplotación. Chico creció en condiciones de
abandono, aislamiento y analfabetismo en la selva amazónica.
Entre
1961 o 1962 quiso el destino que Chico conociera a un forastero que lo
impresionó por sus costumbres extrañas y su forma de hablar tan distinta
a la de los hombres de la Amazonia como él. Euclides Fernandes Távora
era el nombre de aquel forastero, un refugiado político en la Amazonia,
que le enseño a leer y escribir a Chico para que ayudara a su gente a no
ser estafada por los patrones. Fernández hablaba de política y, a
través de los diarios que éste conseguía, Chico comenzó a conocer el
mundo exterior a la selva. A través de una vieja radio de transistores
escuchaba programas de otros países, como Inglaterra o Rusia, en donde
se hablaba de revolución social, de reforma agraria, de trabajadores
organizados y sindicatos. Nada de esto escapó al joven Mendes, que luego
de escuchar aquellos programas se quedaba hasta altas horas discutiendo
con Fernández.
En
1970, cuando Chico tenía 26 años, el estado brasileño decidió construir
una carretera transamazónica de 5.000 kilómetros para colonizar grandes
porciones de tierra supuestamente sin habitar. De esa forma se dio
inicio a una serie de atropellos humanos y medioambientales que le
costaron la vida a miles de nativos y campesinos, además de devastar al
Amazonas por medio de talas e incendios interminables.
Entonces
comenzó la lucha de Chico Mendes al frente de distintas organizaciones y
movimientos que se hicieron escuchar en Brasil y en el Mundo,
denunciando las injusticias del estado y sus financiadotes (el Banco
Mundial entre ellos) y sentando un importantísimo precedente de lucha
ambiental. Chico dio conferencias en diversas partes del mundo y recibió
varios reconocimientos antes de ser asesinado el 22 de diciembre de
1988. Días antes había pronunciado un discurso que terminó con las
siguientes palabras:
“No
quiero flores en mi tumba porque sé que irán a arrancarlas a la selva.
Sólo quiero que mi muerte sirva para acabar con la impunidad de los
matones que cuentan con la protección de la policía de Acre y que desde
1975 han matado en la zona rural a más de 50 personas como yo, líderes
“seringueiros” empeñados en salvar la selva amazónica y en demostrar que
el progreso sin destrucción es posible”
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