Presuntos miembros de la milicia islamista de Boko Haram
secuestraron este martes a «entre 103 y 200 estudiantes» de un internado
femenino de Nigeria, según confirmaron a ABC fuentes de la Policía del
país africano. El ataque comenzó a las 9.00 de la noche del lunes (10.00 en España) y se prolongó hasta las 3 de la mañana del día anterior,
después de que hombres fuertemente armados asediaran una escuela de
Chibok, en el Estado norteño de Borno. Durante el asalto, los
terroristas realizaron varios trayectos para escoger a sus víctimas, de
entre 16 y 18 años.
El últimos tiempos, la milicia islamista de Boko Haram ha iniciado una campaña de terror contra «el saber occidental»
atacando centros universitarios del norte del país. Éstos son los casos
del asalto a la universidad Bayero, en el Estado de Kano, que en abril
de 2012 provocaba 16 muertos, o del mortal tiroteo en septiembre de ese
mismo año de Abubakar Salihu, catedrático de la universidad de
Ado-Ekiti.
Una incomprensible fijación contra el conocimiento, más
aún, ante su origen. En 2002, ante la crisis económica que asolaba el
norte del país, cerca de 200 estudiantes pertenecientes, en su mayoría, a
la universidad de Maiduguri decidieron establecerse en un campamento
cercano a la frontera con Níger. Doce años después, su experiencia
académica es ya bien diferente: más de 5.000 muertos y un odio extremo hacia sus antiguos educadores.
No en vano, en septiembre de 2011, Boko Haram emitía un comunicado en
el que amenazaba a 19 centros de enseñanza superior del país con iniciar
una oleada de atentados si no dejaban de impartir «educación
occidental».
De igual modo, en julio, la facultad de Maiduguri
(recordemos, cátedra de buena parte de los militantes originarios de
Boko Haram) se veía obligada a cerrar sus aulas ante las crecientes
agresiones.
«Mohammed Yusuf [miembro fundador de la organización
fallecido en 2009] hablaba perfectamente inglés, además de haber
recibido una educación plenamente occidental», destaca el imán Hussein
Zakaria, uno de los principales líderes religiosos locales. «Por ello,
siempre entendió el peso de los centros universitarios en el desarrollo
del país», añade. ¿Pero cómo es posible pasar de estudiante a ejecutor de maestros?
«Al igual que los talibanes destruyeron los budas en
Afganistán [las centenarias estatuas de Bamiyan fueron dinamitadas en
marzo de 2001 por el grupo], los islamistas que operan en África quieren
acabar también con cualquier símbolo cultural del pasado. Y no hay
mayor templo que las universidades», asevera el analista Abdiaziz Yusuf.
(Fuente)
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