lunes, 16 de septiembre de 2013

16 de septiembre, Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono

 
En 1994, la Asamblea General proclamó el 16 de septiembre Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, para conmemorar el día en que se firmó en Montreal, en 1987, el Protocolo relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono. Se invitó a todos los Estados a que dedicaran ese Día a la promoción de actividades relacionadas con los objetivos del Protocolo y sus enmiendas. La capa de ozono, que es una capa frágil de gas, protege a la Tierra de la parte nociva de los rayos solares, y por consiguiente, ayuda a preservar la vida en el planeta.
 
En 2012 se conmemora el 25º aniversario del Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono. El tema de la celebración de este año, "Proteger nuestra atmósfera para las generaciones venideras", hace hincapié en la extraordinaria colaboración y los beneficios para el medio ambiente que lograron los gobiernos del mundo a través del Protocolo de Montreal. La eliminación de los usos controlados de sustancias que agotan el ozono y las reducciones conexas no solo han ayudado a proteger la capa de ozono para la generación actual y las venideras, sino que también han contribuido enormemente a las iniciativas mundiales dirigidas a hacer frente al cambio climático; asimismo, han protegido la salud humana y los ecosistemas reduciendo la radiación ultravioleta dañina que llega a la Tierra.

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Mario Molina
Descubridor del "agujero" en la capa de ozono

Desde hace unos años, insistentes campañas ecológicas alertan a la humanidad sobre una de las causas más graves del deterioro ecológico: el agujero en la capa de ozono. Las emisiones de ciertos gases -los clorofluorocarburos (CFC)- que emanan de algunas fábricas están acabando con un filtro indispensable para mitigar los efectos dañinos que las radiaciones ultravioletas de los rayos solares pueden provocar sobre la salud.

El descubridor de esta amenaza fue el científico Mario Molina (México 1943), quien el 11 de octubre de 1995 recibió el Premio Nobel de Química, en reconocimiento de sus investigaciones en este campo. El galardón fue concedido también a su amigo y colaborador el químico Sherwood Rowland, de la Universidad de California, artífice con él de estos descubrimientos, y al danés Paul Crutzen, del Instituto Max-Planck de Química de Mainz, Alemania.
En 1974, Rowland y Molina daban cuenta de los resultados de sus investigaciones en un artículo publicado en la revista Nature. En él advertían de la creciente amenaza que el uso de los gases CFCs suponían para la capa de ozono, aviso que en aquel momento fue criticado y considerado excesivo por un sector de investigadores. Sin embargo, la tenacidad y el convencimiento que depositaron en sus propias teorías conquistó las mentes más incrédulas. Tras arduas deliberaciones, Molina y Rowland consiguieron la aprobación a sus tesis en encuentros científicos internacionales y estuvieron presentes en las reuniones en las que se fijaron los parámetros de control que debían hacer cada país en la emisión de CFCs.

En 1989, Mario Molina pasó a trabajar en el Departamento de Ciencias Atmosféricas, Planetarias y de la Tierra del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) como investigador y profesor. Y en 1994, su trabajo le brindó otro reconocimiento, en este caso del presidente de Estados Unidos, que le nombró miembro del comité que le asesora sobre asuntos de ciencia y tecnología, al que pertenecen 18 científicos.

El punto culminante de su trayectoria de trabajo y perseverancia en pro de su preocupación por un problema que afecta a todo el planeta llegó el 11 de octubre de 1995. Mario Molina recibía, junto con Rowland el Premio Nobel de Química por ser los pioneros en establecer la relación entre el agujero de ozono y los compuestos de cloro y bromuro en la estratosfera. El galardón también se concedía al danés Crutzen, del Instituto Max-Planck de Química de Mainz (Alemania) quien halló en 1970 que los gases contaminantes tienen un efecto destructor en esa capa, sin descomponerse.

El 4 de diciembre de 1995, Molina, Rowland y Crutzen fueron premiados además por el Programa de la ONU para el Medioambiente (UNED), por su contribución a la protección de la capa de ozono.

Molina posee también los premios Tyler (1983) y Essekeb (1987) que concede la American Chemical Society, el Newcomb-Cleveland, de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (1987), por un artículo publicado en la revista SCIENCE que explicaba sus trabajos sobre la química del agujero de ozono en la Antártida. Y la medalla de la NASA (1989) en reconocimiento a sus logros científicos. Mario Molina ha señalado en alguna ocasión que cuando eligió el proyecto de investigar el destino de los CFCs en la atmósfera, lo hizo simplemente por curiosidad científica. No consideró las consecuencias que conllevarían sus estudios. Pero cuando se dio cuenta de la envergadura de su descubrimiento, se sintió sobrecogido, porque su aporte no sólo ha contribuido a la comprensión de la química atmosférica, sino que además ha supuesto un profundo impacto en la conciencia ecológica de todo el mundo.
El Centro Mario Molina, apoya la creación e instrumentación de soluciones prácticas a los problemas clave de la energía y el medio ambiente a través de la generación de consensos entre todos los involucrados.

La crisis del Ozono

Evaluación de la capa de Ozono


Por decisión de las Naciones Unidas, y gracias a la iniciativa del venezolano Erick Quiroga, cada 16 de septiembre se celebra en todo el Mundo el Día para la Preservación de la Capa de Ozono, delgada capa de este gas ubicada entre los 19 y los 23 kilómetros sobre la superficie terrestre, en la estratosfera, que protege a La Tierra de los rayos del sol.

Desde 1974, los científicos han advertido acerca de una potencial crisis global como resultado de su progresiva destrucción, causada por sustancias químicas hechas por el hombre, tales como los clorofluorocarbonos (CFCs). Le tomó al mundo demasiado tiempo entender estas advertencias tempranas.

En 1985, las naciones acordaron en Viena adoptar medidas apropiadas para proteger la salud humana y el ambiente contra los efectos adversos resultantes o que puedan resultar de las actividades humanas que modifiquen o puedan modificar la capa de ozono. Así nació el Convenio para la Protección de la Capa de Ozono, seguido de varios acuerdos internacionales como el protocolo de Montreal en 1987 y las enmiendas de Londres, 1990; Copenhague, 1992; Viena, 1995 y Montreal, 1997.

Si bien no se sabe a ciencia cierta si la capa de ozono se ha recuperado, muchos científicos coinciden en que la tendencia es hacia su recuperación, gracias a las medidas que han sido tomadas por los gobiernos a nivel mundial, incluyendo un recorte sustancial en la producción de los famosos CFCs (clorofluorocarbonados), principales responsables de la destrucción del ozono.

No es un hueco, sino un adelgazamiento.
Es importante precisar que la Capa de Ozono no tiene un hueco. Lo que realmente tiene es un adelgazamiento que facilita la penetración de la radiación solar a nuestro planeta.

Entre los principales efectos de la destrucción de la capa de ozono están:
  • Aumento de los niveles de radiación ultravioleta-B, perjudicial para los seres humanos, animales y plantas.
  • Riesgos a la salud de los humanos como el cáncer de piel, la reducción de la efectividad del sistema inmunológico y daños en la vista.
  • Incremento del cambio climático.
  • Alteración de la atmósfera e intensificación de las tormentas tropicales y los huracanes.
  • Daños a los bienes y las personas.
Además de las consecuencias en los ecosistemas, se teme por la disminución de la productividad de lagos, ríos y mares, con la consecuente disminución de la producción de alimentos, por efectos en la sostenibilidad de las cosechas y la ganadería.

Consejos para conservar la Capa de Ozono:
  • No uses aerosoles que contengan gases que dañan la Capa de Ozono. Por lo regular, poseen una señalización que indica su carácter benigno para esta capa troposférica.
  • Evita el uso de extintores que contengan halones, sustancia muy agresiva para la Capa de Ozono.
  • Controla que el material aislante que compras no contenga gases Cloro Fluoro carbonados (CFC).
  • Evita el uso de materiales aislantes que utilicen estas sustancias.
  • Realiza un buen mantenimiento de los aires acondicionados, ya que su mal funcionamiento provoca la fuga de gases agotadores de la Capa de Ozono.
  • Llama a un técnico si notas que el congelador de la casa o el aire acondicionado no funciona. Es posible que tenga alguna fuga de gases.
  • Limita el uso del automóvil y de otros aparatos como compresores, maquinas de césped a explosión, entre otros.
  • Usa el aire acondicionado con racionalidad. Así también estarás ahorrando energía eléctrica.
Efectos de los refrigerantes sobre la capa de ozono

"En este Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, quiero felicitar a todos los que contribuyeron a hacer del Protocolo de Montreal un ejemplo extraordinario de cooperación internacional e instar a los gobiernos y a todos los asociados a que afronten con el mismo espíritu los grandes problemas ambientales y de desarrollo de nuestro tiempo. Juntos podemos lograr que el futuro que queremos se convierta en realidad."
Mensaje del Secretario General, Ban Ki-moon,
con motivo del Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono
16 de septiembre.


 http://imageshack.us/a/img827/8561/capaozonopostfinal.jpg

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