Los membrácidos son una familia de chinches homópteras (chinches cuyas alas se disponen formando un tejado sobre el abdomen entre las que se incluyen las cigarras y los pulgones) fundamentalmente tropicales de las que se han descrito unas 3200 especies. Son fácilmente reconocibles por las enormes proyecciones que sobresalen de la parte superior de su primer segmento torácico y se prolongan hacia atrás, adquiriendo a menudo las formas más extravagantes, lo que las convierte, con el permiso de los escarabajos con cuernos, en los insectos más extraños y espectaculares del mundo.
Viven sobre los árboles alimentándose de su savia y por ello se les denomina vulgarmente «chinches saltadoras de los árboles» o «chinches arbóreas» (treehopper en inglés). En Europa se pueden encontrar dos especies, Centrotus cornutus y Gargara genistae, que no son tan «barrocas» como sus parientes tropicales.
Desde el punto de vista evolutivo, puede decirse que son unos insectos recién llegados. Los fósiles más antiguos de este grupo se han encontrado en el ámbar mioceno de la República Dominicana, por lo que se cree que aparecieron hace unos 40 millones de años.
Debido a su pequeño tamaño, nunca superior al centímetro, son un grupo relativamente poco estudiado. Hay especies que forman grupos y, del mismo modo que los pulgones, cuando se alimentan de savia excretan un líquido azucarado que es muy apreciado por las hormigas, con las que han establecido una relación mutualista. A cambio de protección frente a los depredadores, los membrácidos proporcionan a las hormigas una nutritiva fuente de alimento. Las plantas sobre las que viven también se benefician indirectamente de esta relación, ya que las hormigas mantienen a raya a los animales herbívoros.
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