Como un tributo a la sorprendente lucha que realizó la naturalista estadounidense Dian Fossey, misma que le costó la vida el 27 de diciembre de 1985, fue creado cerca de Yaound, capital de Camerún, un parque nacional para proteger al gorila del Río Cross, que a la fecha sigue siendo el más amenazado.
El Parque Nacional de Takamanda se une al Nacional del Río Cross de Nigeria, formando un gran espacio protegido transfronterizo. Entre ambos lados de la frontera se calcula la existencia de al menos unos 315 de estos gorilas, más de la mitad de su población total mundial, además de otras especies también amenazadas.
La naturalista estadounidense fue la máxima protectora de los gorilas de los Montes Virunga, en África Central, y murió asesinada por defender la vida en libertad de estos primates.
Fossey nació en la ciudad de San Francisco, Estados Unidos, el 16 de enero de 1932 y debido a la separación de sus padres, cuando apenas contaba con tres años, tuvo una infancia desgraciada, lo que le hizo formarse como una mujer tímida pero de carácter fuerte. La unión de su madre a una nueva pareja no mejoró su situación familiar, ya que su padrastro ejerció sobre ella un maltrato psicológico, lo cual, lejos de debilitarla, la impulsó a estudiar con más ahínco en el intento de huir de esa situación.
En 1954, obtuvo la licenciatura en terapia ocupacional por el San José State College y después hizo una especialización en el Kosair Children's Hospital, de Kentucky, donde existía una importante área en la que se investigaban modernas técnicas de trabajo con niños de educación especial.
Poco tiempo después cayó en sus manos el libro escrito por el zoólogo George B. Schaller, primer texto especializado en gorilas de montaña, en cuyas páginas Fossey encontró narraciones sobre el hábitat y comportamiento de estos grandes simios, pero también cifras alarmantes sobre su censo. De acuerdo con dicho escrito, quedaban alrededor de 500 ejemplares en la zona de África Central, enmarcada por ocho volcanes situados entre la República Democrática del Congo, Uganda y Ruanda Fossey sintió entonces el llamado de la naturaleza y, en 1963, viajó al continente africano con más emoción que conocimientos, dispuesta a luchar por la preservación de aquella especie.
En 1966 entró en contacto con el antropólogo Louis Leakey, a quien le mostró algunos de sus artículos sobre gorilas que publicó en revistas no especializadas, lo cual le valió ser seleccionada para llevar a cabo un censo en África.
Dian llegó a las faldas de los montes Virunga en 1967 y ubicó su campamento base en Karisoke, donde permaneció varias semanas hasta que pudo localizar su primer grupo de gorilas. Al año siguiente se instaló en Zaire y luego en el Congo. Desde entonces su propósito fue estudiar a fondo el comportamiento de esta especie, sin tener conocimientos de zoología pero sí mucha voluntad y un verdadero amor por la naturaleza, en particular por estos mamíferos, que llegaron a ser para ella como de su familia. Al poco tiempo de internarse en las montañas de Virunga, la inestabilidad política de la zona la obligó a establecerse en la frontera con Rwanda, lugar donde fundó el Karisoke Research Center.
Sus estudios cambiaron las nociones que se tenían acerca de los gorilas, sobre los cuales existía el prejuicio de que eran extremadamente violentos y carnívoros, mito que alimentaron películas como "King Kong". Además de estudiar a estos animales, parte de sus esfuerzos los dedicó a crear conciencia contra la caza furtiva, que estaba acabando con los gorilas, y recaudó fondos que ayudaron a la conservación de estos animales. Sin embargo, fue debido a su extraña fascinación hacia estos primates que muchos la rechazaron, pues la consideraban una persona inestable que prefería tener contacto con gorilas que con humanos, como pasó realmente sus últimos años.
Sus estudios cambiaron las nociones que se tenían acerca de los gorilas, sobre los cuales existía el prejuicio de que eran extremadamente violentos y carnívoros, mito que alimentaron películas como "King Kong". Además de estudiar a estos animales, parte de sus esfuerzos los dedicó a crear conciencia contra la caza furtiva, que estaba acabando con los gorilas, y recaudó fondos que ayudaron a la conservación de estos animales. Sin embargo, fue debido a su extraña fascinación hacia estos primates que muchos la rechazaron, pues la consideraban una persona inestable que prefería tener contacto con gorilas que con humanos, como pasó realmente sus últimos años.
Por esa defensa de los gorilas y la denuncia y persecución de la caza furtiva, Fossey fue perseguida y el 27 de diciembre de 1985 falleció brutalmente asesinada a machetazos en su dormitorio del Centro de Investigaciones de Karisoke.
El reporte oficial del gobierno de Rwanda señalaba que había sido asesinada por asaltantes, luego, en agosto de 1986 acusaron del crimen a Wayne McGuire, estudiante que hacía su tesis doctoral bajo la asesoría de Fossey, por supuestos celos profesionales, aún cuando se sabía que había sido obra del jefe de los cazadores furtivos.
En 1988, la vida y obra de Fossey fue retratada en la película estadounidense titulada "Gorilas en la niebla (Gorilas in the Mist)", dirigida por Michael Apted y protagonizada por Sigourney Weaver.
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