La famosa momia de Ötzi, el «hombre de hielo» del Tirol, un cazador que falleció desangrado hace unos 5.300 años en lo que se considera un crimen prehistórico, ha revelado nuevos secretos. Investigadores del Instituto EURAC en Bolzano (Italia) y la Universidad de Viena han descubierto ADN no humano
en la biopsia de una pequeña muestra del hueso de la cadera de la
momia. Que nadie se pierda en extrañas elucubraciones: se trata de un patógeno oportunista, el Treponema denticola, implicado en el desarrollo de la enfermedad periodontal.
Con sólo mirar el ADN de la muestra
de apenas 0,1 gramos, los investigadores pudieron confirmar un
diagnóstico hecho el año pasado que indicaba que el «hombre de hielo» sufrió periodontitis. Los resultados de este estudio han sido publicados recientemente en la revista científica PLoS ONE.
Los restos de Ötzi fueron encontrados casualmente por unos excursionistas en 1991 en los Alpes, cerca de la frontera entre Italia y Austria. Los investigadores creen que era un cazador y arquero, y que murió desangrado a los 45 años después de que una flecha le atravesara el cuerpo por la espalda y, además, de remate, recibiera un golpetazo en la cabeza, quizás en la lucha cuerpo a cuerpo contra un enemigo o quizás al resbalar y caerse en un glaciar cuando trataba de huir.
Esta momia es la más antigua del mundo y ha sido muy estudiada por la ciencia. Mucho de lo que sabemos sobre ella, por ejemplo, su aspecto o que padecía intolerancia a la lactosa,
proviene de una pequeña muestra de hueso que permitió la decodificación
de su composición genética. Ahora, sin embargo, el equipo de
científicos ha examinado más de cerca la parte de la muestra consiste en
ADN no humano. «Lo que es nuevo es que no llevamos a cabo un análisis
de ADN dirigido sino que investigamos todo el espectro del ADN para
comprender mejor qué organismos se encuentran en esta muestra y cuál es
su función potencial», describe Frank Maixner, desde el EURAC.
Lo que cuentan las bacterias
Este ADN «no humano» se deriva
principalmente de bacterias que normalmente viven sobre y dentro de
nuestro cuerpo. Solo la interacción entre ciertas bacterias o un
desequilibrio dentro de esta comunidad bacteriana pueden causar ciertas
enfermedades. «Por lo tanto, es muy importante reconstruir y comprender
la composición de la comunidad bacteriana mediante el análisis de la
mezcla de ADN», afirma Thomas Rattei, profesor de Bioinformática en la
Universidad de Viena.
El equipo de científicos,
especialistas en microbiología y bioinformática, detectaron en la
mezcla de ADN una presencia significativa de una bacteria en particular:
la Treponema denticola. Este hallazgo apoya la diagnosis basada en la
tomografía computarizada de que el «Hombre de hielo» sufría de periodontitis.
Para los investigadores es
sorprendente que el análisis de una pequeña muestra de hueso pueda
revelar 5.300 años después información de que este patógeno oportunista
se distribuyó por el torrente sanguíneo
desde la boca hasta el hueso de la cadera. Por otra parte, las
investigaciones indican que estos miembros de la microflora oral eran
bacterias viejas que no colonizan el cuerpo después de la muerte. Además
del patógeno oportunista, el equipo de científicos también detectó
bacterias como la Clostridium en una especie de estado latente.
Aún en ambientes herméticamente cerrados, estas bacterias pueden volver
a crecer y degradar los tejidos. Este descubrimiento también puede
jugar un papel importante en la conservación futura de esta momia de
fama mundial.
(Fuente)
Dentro del equipaje de Ötzi había también una pequeña farmacia
particular. Dos tiras de piel sujetaban a dos objetos que el análisis
descubrió como hongos de abedul. Los hongos de los árboles son usados
como curativos hasta el siglo XX, por sus cualidades hemostáticas y
antibióticas. Los aceites tóxicos del hongo pueden ser usados para los
parásitos del intestino. (sigue leyendo...)
Enlázate
El hombre de hielo de Ötzi, 5.300 adC, llevaba una mochila con hongos de abedul
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